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A cabeza non para!

¿BUENAS INTENCIONES VS CIFRAS? (COACHING E INTELIGENCIA EMOCIONAL)

¿Realmente la aplicación de técnicas de coaching, inteligencia emocional, etc son efectivas para lograr un óptimo rendimiento de los trabajadores y un beneficio real y cuantificable?

Oímos en muchos medios (audiovisuales y escritos) y sitios web de información y opinión temas como la felicidad en el trabajo, sentirse a gusto consigo mismo y con los demás, escuchar a nuestras emociones, ampliar nuestra visión de la cosas, dedicarte a lo que realmente te gusta, etc…lleva a un mayor rendimiento, pero personalmente dudo que pueda ser aplicable hoy en día.¿es realmente viable? La realidad en la actividad laboral diaria es muy diferente y queda aun mucho que cambiar para que esto se convierta en algo habitual en las empresas. A la hora de la verdad sólo cuentan los números: resultados, márgenes, rentabilidad neta, nº ítems,  rentabilidad por item…y si no se cumplen estos parámetros, a la calle a engrosar el paro, por muy sensible, amplio de miras o feliz que te encuentres en tu trabajo. Y encima debes verlo como una oportunidad, una prueba que te pone la vida para superarte y crecer como persona.

 Todo muy bonito, pero así no se pagan facturas. No niego que todas estas técnicas son un gran avance en el mundo laboral, y personalmente soy una seguidora de estas tendencias, pero mientras no cambie la mentalidad de los “jefes”, altos directivos y mandamases de las empresas, los cargos medios y “bajos” seguiremos teniendo como principal motivación  llegar a objetivos, cumplir los parámetros marcados, para poder ganarlos el sueldo a fin de mes. Y si encima lo hacemos siendo felices, ya es todo un logro!!

 La realidad empresarial y laboral es dura (y más en las circunstancias en que estamos) y se tiende a ser conservador .Solo unos pocos  “aventureros” se atreven a llevar a la práctica estas técnicas de liderazgo y motivación, aunque también cabe decir que cada vez más, lo cual es esperanzador. El resto, la gran mayoría, sigue llevando a cabo la táctica del “latigo y la zanahoria” y del bronqueo para motivar, porque al fin y al cabo lo que importan son los números.

 

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